El magnetismo de Ordesa te hace regresar antes de lo esperado. Aunque sus paredes son seguro las que más nos han exigido, este bucólico rincón del pirineo surcado por sus fraccionadas paredes suspendidas sobre ríos, cascadas y verticales jardines es ahora un lugar al que esperamos volver cada verano. De momento, es la segunda vía que tenemos la suerte de escalar.
La Angladá - Cerdá recorre la pared del libro abierto y fue abierta por Josep Manuel Anglada y Joan Cerdá en 1966. Es otra de las vías más asequibles de este valle, aunque menos clavada que otras más famosas cómo la Ravier al Tozal de Mallo.
Aproximación: Desde la pradera de Ordesa, nos dirigimos hacia las clavijas de Cotatuero. Antes de llegar a las paredes de la cascada, tomar el sendero, hacia la izquierda, pasando por debajo del Gallinero, el pilar de Cotatuero y el espolón de primavera. Tras este, localizamos ya la pared de Libro Abierto y el marcado espolón tras el cual comienza nuestra vía. ( https://www.strava.com/activities/11889743982)
Desnivel y dificultad: MD, 6A+ , 380 m
Material: Juego completo de friends hasta el nº4, , 15 cintas express, reuniones y doble cuerda de 60 m
Vía: El trazado transcurre por las dos vertientes del contrafuerte que delimita la pared del Libro Abierto. Los 4 primeros largos, van ascendiendo por terreno incierto, con pocos seguros en el que hay varias alternativas. La calidad de la roca y la incertidumbre dan cierto ambiente a estos primeros metros de escalada.
Un atlético largo de 6A nos deposita al inicio de una de las travesías más impresionantes y aéreas que jamás hemos escalado y que nos da acceso a la segunda parte de la pared; largos con más verticales y continuos, típicos de estas paredes.
Desde aquí, tres largos verticales nos van guiando hacia el final de la pared, que termina con un par de tiradas más herbosas y con algunos pasos aislados.
Precioso finde maratoniano, escalando en nuestros lugares favoritos y tachando líneas que seguro siempre recordaremos.
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