Imaginarse a estos dos alpinistas, en 1951, adentrándose por primera vez en esta placa, nos pone la piel de gallina. Es curioso cómo, en un valle repleto de muros de granito con infinito número de fisuras, se decantaron por esta pared, que, aunque a día de hoy es mucho menos expuesta, nos invita a intentar revivir esta aventura muy adelantada a su época.
Todavía sumergido en mi proceso de rehabilitación, uno de los retos que me había impuesto era poder pasar un día entero en la montaña, como los de antes; descubriendo solitarios valles pirenaicos y escalando remotas paredes que nos alejen, por ese instante, de todas nuestras inquietudes. Estos meses me han enseñado que no sabrás si estás preparado hasta que lo intentas. Para ello, necesitas amigos incondicionales que te acompañen, te guíen y te den esa confianza que necesitas para creer en ti mismo. Además, se darán la vuelta contigo, en caso de que no estés preparado. Esto es, sin duda, lo más bonito del día. Gracias Julen.
Elegimos el valle de Remuñe, desconocido hasta entonces para nosotros, y mucho menos popular que otras zonas cercanas a Benasque. El pico Maupas, de más de 3.000 metros, se encuentra al fondo del valle, y alberga una de las vías más clásicas de la zona; la Céreza- Comet.
Desnivel y dificultad: 240 m, V+
Material: 2 cuerdas 60m, Juego friends hasta el nº3.
Aproximación: La aproximación es larga, pero merece la pena. Recorreremos el valle rodeados de cascadas, sarrios e infinitas paredes de granito. Es importante seguir el track: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-de-remune-aprox-via-cereza-comet-81088445, ya que algún otro nos llevará por el fondo del valle, teniendo que remontar insufribles pedreras que nos impidan disfrutar del bonito paisaje que tenemos delante.
Vía: El primer largo, algo perdidizo, empieza fácil y acaba superando un bonito techo ( IV+/V) sobre el cual, montamos la primera reunión. A partir de aquí, en dos largos, se supera la visible y algo expuesta placa que le da la fama la vía. El primer largo, sobre todo, hizo que Julen escalara bastante concentrado. El segundo, protegido con un parabolt, ha quedado ya menos temerario.
Por fin, otros dos largos, ya recorriendo fisuras y terreno más fácil de proteger, nos llevan a terreno fácil, a unos 15 minutos de la cima. Mi cuerpo no daba para más, así que, poco a poco, decidimos ir preparando los rápeles que nos llevarán de nuevo a pie de vía.
Al final resultó ser, uno de esos días que siempre recordaremos. Volver, en tan poco tiempo, a hacer lo que más me gusta y con quién más me gusta es una segunda oportunidad que espero no desperdiciar.
cómo me alegro de verte de nuevo en el ajo haciendo baconadas. Ya has hecho lo más difícil de la recuperación, no queda nada!
Un abrazo desde Zimbabwe,
Jako