Reconforta encontrar paredes remotas y solitarias cerca de casa. Hace un tiempo que decidimos adentrarnos en este valle para escalar algunas vías más asequibles como la Mari Urrika, o la Sagardoa, a la aguja de Azkillar. Estas dos jornadas sembraron el deseo de regresar a aquel lugar para, una vez preparados, trepar por la famosa e imponente cara este del Anboto. Este mágico lugar te permitirá escalar sobre escarpados pastos, rodeado por verticales paredes y cuevas mitológicas. La vía Zurdaia, abierta en 2015, busca la evidente fisura que debilita la parte derecha de la pared este del Anboto.
Desnivel y dificultad: 360 m , 6b+ ( 6a+ obl.)
Material: 1 juego de friends hasta el 4, 13 cintas, cuerdas 60m. Reuniones equipadas para rapelar.
Apertura: Gaizka Kortazar, Alberto y Leti Uriarte entre 2015 y 2017
Aproximación: Desde Arrazola, tomar el camino que lleva al ascenso del km vertical. Nada más emprender el camino, se vislumbra ya, bien arriba, el hombro que da acceso a la pared este del Anboto. Es recomendable seguir el track: https://es.wikiloc.com/rutas-escalada/arrazola-base-zurdaia-cara-este-anboto-41817914. para evitar un ascenso entre matojos y arbustos. (1h,15)
La vía: Este trazado cuenta con dos partes muy diferenciadas. Los 5 primeros largos se recorren a través de placas tumbadas con pasos aislados algo más exigentes. En general, los grados nos parecieron amables y pueden recorrerse con cierta agilidad.
Una vez llegamos al jardín colgante dónde está instalada la reunión del quinto largo, un largo de 6B, de fisura, algo desplomada, pondrá nuestras porras a prueba. Entre clavos y cintas, aseguramos bien los pasos clave, pero evitamos distraernos demasiado ya que físicamente nos pareció muy exigente. El siguiente largo ( 6B+), comienza con dos pasos, que, según las reseñas, dan el grado al largo. Nosotros no encontramos el inicio especial duro, sin embargo, el resto nos requirió calma y concentración. Tras una caída de alguna cordada anterior, parece que los 3 clavos que protegían la siguiente sección, ya no están, con lo que tuvimos que ir, con paciencia, escalando el largo con seguridad. La guinda del pastel es un 6a+ que recurre un muro de gotas de agua, precioso, variado e ideal para culminar un trazado tan especial.
Desde aquí, en 30 min, alcanzamos la cima del anboto. Como de costumbre, descendemos de nuevo a la civilización exprimidos pero felices, rezando para que nuestras rodillas sigan aguantando jornadas como estás muchísimos más años. Finalmente, agradecer a los aperturistas por trazar recorridos tan bonitos en rincones tan especiales.
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